PERFILES: MARTHA LILIANA MORALES.

¿Cuál es el camino? ¿Cuál la enseñanza? ¿Cuál trascendencia? Cada una lo sabrá. 

En Colombia las guerras siempre se dan por los territorios


Hola soy Martha Liliana Morales y pienso que estoy en el mejor momento de mi existencia. Nací en un municipio muy hermoso del centro del Valle del Cauca que se llama Trujillo, un municipio pequeño, muy cafetero, allá la población es en mayoria rural. Pienso que de alguna manera todos los colombianos le debemos algo al café, por alguna razón la cultura cafetera ha estado enquistada en cada pocillo, en cada instante de nuestras vidas. 

Me crio mi abuela paterna Hermelinda Cristancho, ella fue mi mayor inspiración, tengo mucho que agradecerle, mientras pasa el tiempo más la amo y la admiro. 

Ella nació en Cundinamarca, vivian en una hacienda y alguna vez llego un trabajador a la finca, de nombre Efraín, Ella fue su María y, por encima de cualquier opinión, se casó. No lo hizo a escondidas, no se fue de la casa, simplemente se casó con su Efraín, que lo único que aportó al matrimonio fue hermanos pequeños; ellos habian perdido a sus padres en la violencia (La guerra entre dos partidos políticos, liberales y conservadores, llamada La violencia bipartidista, fue un periodo de sangre entre 1945 y 1965 que marcó el futuro del país). Entonces ella inicio su vida de pareja criando los cuñados y después a sus hijos, fue viuda muy joven, a los treinta y cinco años estaba ya sola y con nueve hijos pequeñitos.

 

Principios como el respeto, la responsabilidad, la unidad familiar, el tema de la espiritualidad; todo me viene de ella. Me enseñó a leer y a escribir, fue una mujer astuta e inteligente, para su época sobrepasaba los estándares. Sobrevivio a la viudez y a la violencia que asolaba el País, igual que hasta nuestros días ha arrasado con casi todo, hasta con la esperanza. 

Le tocó vender la finca a precio de huevo por proteger a una de las hijas y se fue para Buga, allá se puso a coser. Cuando yo nací ella aún cosía en una máquina de pedal, cosía con un pie sobre el pedal y el otro afuera, un día le pregunte acerca de esa manera de hacerlo y ella me contesto: "Hija lo que pasa es que a mí me tocó levantar nueve hijos en plena época de la violencia y tenía que estar lista para correr".

De ella herede el amor por la poesía. He sido romanticona, he tenido amores platónicos y no se que más vainas. Me gusta escribir, tengo mi sello propio para decir las cosas.

Cuando estudiaba en la escuela, salíamos de casa a las seis de la mañana, yo me regalaba para los turnos, para cepillar las vacas, lavar el establo, allá almorzábamos. Cada día había turnos para ayudar a repartir los alimentos, en la tarde hacíamos las vocacionales agrícolas, me encantaba sembrar cilantro porque crecia sin mayores tropiezos, luego venían las clases de baile... 
Me gusta mucho el folcklor nacional, pienso que las grandes riquezas de la diversidad colombiana no solo son en términos de flora y fauna, tambien la diversidad cultural. Entonces me encanta que el torbellino sea suave por allá en el sur, que el bambuco sea fiestero en el Huila, que la guaneña sea muy dulce en Ipiales (por el frio), que el mapale sea espectacular en la costa atlántica y que también haya currulao en el pacifico... 

Soy la menor de dos hermanas, hija de padres separados, este es uno de mis mayores aprendizajes de vida. Pienso que en cada situación difícil hay grandes regalos que, apenas hasta hoy, estoy descubriendo. 

Mi papá fue un padre itinerante, por obligación y por las circunstancias, en la adolescencia tuvimos un cambio radical y nos pasaron de colegio. 


    Siempre cuento esto porque fue una de mis grandes enseñanzas
    "La mejor pela que mi papá me dio"

Mi papá nos entregaba los útiles escolares, los uniformes y esas cosas a principio de año, a los 12 y 14 años ya éramos responsables de todo lo que implica llevar una casa: Despachar a mi papá con la alimentación para el día (coca), hacer mercado y llevar cuentas, además del cuidado de los articulos personales, mi hermana escogia el betún en crema para limpiar sus zapatos y yo elegía el betún líquido; Hasta que mis zapatos empezaron a generar unas costras, cuando vi esos zapatos tan feos le pregunte a una amiga que hacia, ella me dijo: écheles agua caliente. 
Y un sábado metí los zapatos a cocinar. Los he metido a una olla, no sé cómo se me ocurrió eso, si ya era una "mujer tan adulta"!... los dejé cocinando y me fui a lavar el baño y se me olvidaron los benditos zapatos! Cuando me acorde, corrí a la estufa y los saqué, parecian un chicle, eso estiraba! Virgen santa! 
En esa época una se ponía la blusa hasta que fuera transparente! Nada de estar comprando uniformes cada año, nos renovaban la blusa cuando ya tenía el roto. Era consciente de que no se podía con un solo bolsillo para tanto.
Cuando llegó mi papa le dije: "Le tengo una noticia, hice un daño, entonces le mostré los zapatos, escurriendo como un chicle. ¡Hubiera preferido que hubiese sacado la correa "El psicólogo Vélez", pero no, se quedo mirandome y me dijo: "Hija, yo cumplí con lo que a mí me correspondía, a mí me tocaba comprarle zapatos, yo se los compré. A usted le tocaba cuidarlos, yo no sé usted que va a hacer". ¡Virgen santa!

La rectora del colegio era tan supremamente jodida, todo mundo le tenía miedo y obviamente nos castigaban o nos ponía faltas en el observador del alumno, por no llevar el uniforme correctamente. Yo no tenía ni un peso, no sabía trabajar, me tocó afrontar mi problema... El lunes, a primera hora, me puse mi uniforme de diario y me puse mis tenis deportivos. Me fui antes de la siete de la mañana y aborde a la rectora:
"Señora rectora, como usted me ve tengo tenis con el uniforme de gala, le cuento que cocine los zapatos. Le propongo: deme una circular donde diga que esto forma parte de mi castigo en la casa y que usted me autoriza a venir con los tenis de educación física, y démelo por escrito". Y así fue, todo el año estuve con tenis y uniforme de gala, hasta que me gradué, cuando iban a tomar fotos del colegio, a esconderme para que no se me vieran los tenis. 
Y esa fue la mejor pela que mi papá me dio. En todos los espacios la cuento, para que las personas sepan que cada quien tiene que responsabilizarse de lo que hace y debe salir a flote con sus eleciones. 

Siempre he sido sobresaliente en el tema académico, pero una rebelde. Como una vez en primero de primaria que me dieron la bandera a la excelencia, entonces mi mejor amiguita me dijo que porque ella no tenía esa bandera, yo le dije: "eso se resuelve fácil", me la quité y se la colgué a ella. Obviamente me quitaron la excelencia.

De niña jugaba mucho a la maestra con mi hermana y ambas alcanzamos a cumplir ese sueño, somos egresadas de La Normal "Jorge Isaac" de Roldanillo, el pueblo de las mujeres poetas y del artista Omar Rayo.

Trabajé el primer año en la zona rural cubriendo y haciendo las famosas licencias, me atrapó y me sigue atrapando lo rural, la magia del creador está sobre todo en la naturaleza, ahí está la bendición más grande.

Muy salida del esquema, porque mientra otras veían las novelas, yo me veía el debate del congreso de la república ¿A quien le va a gustar eso? !Pues a mí! Entonces una vez dando clase en primero de primaria, le empecé a hablar a los niños de los ministros, del congreso, y ví la cara de espanto de la profesora de planta que me dijo: "¿Como se le ocurre hablar de ramas judiciales y de ministros?". 

Me gradué de Normalista e hice mi año rural en una zona que se llama "Cañón de Garrapatas", Vereda Toldafría, en los límites entre el Valle del Cauca y el Choco. Una zona rica en flora y fauna, de una riqueza muy exótica pero donde también había grupos armados; en esa época estaban el ELN, esta vereda pertenece a "El Dobio" de los Urdinola, el clan del “Alacrán” (como para que nos contextualicemos un poco).

Tenía entonces 18 años, empaqué mi maleta y salí un lunes por la mañana. Viajabamos más de 50 personas para las veredas en el jeep e ibamos cuatro adelante y a mi me toco tercerear, yo no sabía que era eso, era abrir las piernas y meterse la palanca de cambios justo entre las piernas, aúnque yo no fuera quien conducia. Iba conmigo una profesora rural que se quedaba una vereda más adentro, y saliendo del Dobio, me dice: 
- ¿trajiste las velas? 
- ¿cuales velas? -respondí- estamos en 1989? 
Las fincas en Trujillo- Valle, tenían licuadora, exprimidor, televisor... ¿Cuáles velas? ¿En pleno siglo 20? 



Me baje del Jeep en donde me dijo mi amiga: "Bájese porque la escuela esta allá" y me señalo un cañón abajo donde no se veian muchas casas. Mi papá muy lindo me empacó provisiones para el camino, me senté en la maleta y me dije: "Alguien pasa, seguro".
El Jeep regresaba los miércoles y era lunes. Pasó un niño corriendo, como de ocho añitos, y  le dije: !Espéreme que soy su profesora! ¿como así que no va a esperar a la profesora? hágame el favor y me espera. Él niño se detuvo y me dijo: "Allá hay una casa- y me la señalo- vaya allá".

Llegué allá, la dueña se llamaba Gumersinda y tenía una casa pequeñita con dos habitaciones y dos hijos, Maricela y Francisco Javier, que eran mis alumnos. Le dije que me permitiera quedarme, pero ella solo tenía dos camas, le ofrecí pagarle por adelantado y me quedé. A las cuatro de la tarde nos dio la comida y a dormir... ¿a dormir? ¡No! ¡Contemos cuentos de terror!- propusé- Tradición oral. Ella empezó a contar de la "Patasola", del Duende sin cabeza, de las brujas y no sabemos hasta que horas conversamos.

Al día siguiente me ofrecí a moler el maíz, y desde ahí me involucré con las cosas de la casa. Como decía mi abuela: "El acomedido come de lo que está escondido”.

Allí todo era nuevo para mí. Cocinar en leña, planchar con plancha de carbón (las conocía como antigüedades) eso echaba chispitas rojas !y yo toda emocionada! En ese frio tan tenaz y en ese desocupe tan grande! Estaba feliz aplanchando la ropa de mis alumnos. Hicimos una sinergia muy bonita.
En la tarde caía la neblina. Llame entonces a ese lugar "La cima del cielo".

Se suponía que mi jornada era solo hasta el mediodía, pero me aburría mucho, entonces empecé a dictar en la tarde las áreas lúdicas: Celebrábamos cumpleaños, hacíamos títeres...hasta que llegó la época más difícil: las elecciones. El ELN tenia presencia en la zona y llegaron a mi escuela un fin de semana, al lunes las marcas de las botas pantaneras por todos lados. 
Mi papá era guarda líneas y sabía que había presencia guerrillera, muy preocupado cuando se aproximaban las elecciones me pedía que regresará y yo decía "No voy a dejar mis alumnos", hasta ese fin de semana que doña Gumersinda insitío en que me fuera y me alecciono: "No hable con nadie, si le preguntan diga que está de paseo, cámbiese el nombre, a cualquiera, así sea el conductor, digalé que usted vino a conocer, pero no le gusto y que usted no va a volver y no vuelva!" 


Los quisé mucho, pero no volví. Mas tarde me enteré que les habian hecho un atentado, en las famosas limpias que hacen en los territorios, "exterminios" que llaman.

En Colombia las guerras siempre se dan por los territorios, "El cañon de Garrapatas" conecta el Valle del Cauca con el Chocó y este con el mar, es por tanto un territorio muy codiciado. 

A mi regreso trabaje duro un año para recoger dinero y pagarme la Universidad. Tenía muchos temas terapéuticos en remojo y escogí una carrera de corte social. Quería entender y sacar respuestas de algún lado y desde lo académico.
El mismo día que la Universidad del Valle me aceptó, me llegó el nombramiento como Docente en la Normal, me toco elegir y elegí estudiar. Mi papá nos pagaba un apartamento compartido en Tuluá, solo eso, no había para copias, para libros, para pasaje, para nada más. Desde siempre he buscado el recurso, entonces empecé a negociar con la compañera de apartamento, me ofrecía para hacer el aseo, cocinar cuando fuera su turno y le cobraba. Me ofrecía para recogerle las fotocopias y me encerraba a estudiar dos días seguidos antes de entregársela, fui encuestadora en la cámara de comercio, le hacía adornos a una amiga que tenía una bisutería navideña y así me fui yendo con mi carrera, resolviendo en caliente. Era consciente de que mi papá nos pagará un apartamento ya era mucho. 

Hasta hace poco tenía la fea costumbre de complicarme, entonces elegí una tesis de grado complicadísima; "Análisis comparativo del régimen político nacional, con el régimen político regional, en Trujillo, en la época de la masacré del padre Tiberio en la violencia de 1991". El Padre Tiberio Fernandez, un ser excepcional era un sacerdote a quien queria todo el pueblo, él brillaba, empezó a generar procesos de liderazgo con los caficultores, los plataneros, los pitayeros desde lo empresarial, era una manera de hacer su labor, diferentisima a lo que se acostumbraba. Y se convirtío en la piedrita en el zapato que le estorbaba a los grupos armados legales e ilegales. Y como siempre todo indica lo que indican los indicadores, empezó a rondar un carro blanco donde montaban la gente que luego desaparecia, y ocurrio la masácre de Trujillo Valle, donde murío el padre Tiberio. 

LOS AMORES 

El primero fue un compañerito del colegio que me encantaba a ojímetro, el mejor estudiante, hijo del dueño de una orquesta que había en Roldanillo, era músico, tocaba el saxofón, para mí era lo más sensual que había, ese “pelao” cogía el saxofón y yo me quería morir, mi primer amor platónico fue él. 

Luego, cuando terminé mi carrera a los 27 años, me empareje, me fui a vivir con alguien que llego a mi vida como un salvador-pensaba- él es un artista, licenciado en Artes Plásticas, folklorista, experto en flautas traversas y me encantaba! Llegaba siempre con un pan y una guitarra y nos sentábamos en el piso, porque no había muebles ni nada, cantábamos toda la música para planchar, bajo la luz de la luna, y me enamore,fueron tiempos tan bonitos!
Él tiene un hijo y esa fue mi mayor fortuna, Fabián Andrés tenía 10 años cuando llegó a mi vida, para mí ha sido mi hijo. Me movió el piso de muchas formas, sé que yo le toque el corazón. 
Despues de un tiempo de convivencia, decidimos casarnos, el día de mi boda fue el más triste: Me dieron como regalo una de esas confesiones que es mejor no saber, él me confeso que me había sido infiel, es diferente cuando se tiene la sospecha, a tener la certeza. Ya estaba todo preparado, fiesta, invitados, todo listo y el más ilusionado era Fabián Andrés. No podía dar marcha atrás, todos tenían expectativa con ese matrimonio y yo tenía la carga social sobre mis hombros, esa confesión a las nueve de las noche, y me casaba al día siguiente en la mañana... era la novia más triste del planeta. 
Desde allí la relación duro 10 meses. Me separe, no me morí, lo supere. Fue espectacular estar sola, aprendí a pensar en mí, empecé a renovar mi vida y mi entorno.

Y... llegó a mi vida otro hombre, a adularme a elevarme, me llevó a un mundo de fantasias y me pego la tragada del siglo, en seis meses, yo no sentía seguridad con él, pero seguía enamorada, hasta que un día aparece un hijo, pero un hijo con otra.

Para mí fue un Tsunami. Él era mi compañero de trabajo, todo era común para los dos, y me dije: me hundo o me salvo. Tomé la decisión de renunciar a lo único seguro y estable que tenía que era mi trabajo, empaqué mi vida en tres maletas y dije: Me voy de voluntaria a sudáfrica. Yo, toda soñadora.

Aparece a la oportunidad de trabajar en El Salado-Bolívar, con poblaciones víctimas del conflicto armado, es como si la vida me dijera ¿quieres ir a Africa? toma una degustación de tu tierra.

Si con el primero fue el renacimiento desde lo artístico, con el segundo fue la resurrección, literal, me obligo a resurgir como persona, como profesional, me obligo a buscar otro espacio, otro territorio... antes de irme para el Salado fui a un retiro espiritual llamado "La Magia del silencio" tres días de silencio, mucha concentración. Al final del evento repartieron un libro llamado "Los entresijos del alma", Vicky -su autora- estaba autografiandolos y me dice: "A ti te voy a dar varios, porque yo te visualice recorriendo nuevas playas, tú vas a trabajar con mujeres, vas a ayudarles a manejar y a resignificar el dolor a muchas mujeres y te vas a llevar este regalo porque es para ellas".

En esa época me llego también la metodología de las esferas, es la metodología del perdón y la reconciliación, esta la desarrolló el sacerdote catolico Leonel Narváez- quien fue desterrado del Caguan en el gobierno de Andrés Pastrana- y es una metodología vivencial y terapéutica: El primer módulo es de perdón, el segundo de reconciliación y el tercero de transferencia.

Hice el primer módulo en Bogotá, yo le decía a “Luchito” -el coordinador-:¿Como hacen para perdonar una atrocidad como la que ustedes vivieron, cuando yo no he podido perdonar unos "cachos"? Lo mío es tonteria.

Acababa de pasar la masacre del Salado en los Montes de María, ni siquiera conocian a su enemigo, es más no sabian que tenian enemigo, los cogieron de sorpresa. Una masacre que tiene muchas connotaciones desde la dignidad humana, desde lo cultural, desde lo social, acabaron con todo ¡Como hacen para perdonar una atrocidad de esas! 

Me acerque al laboratorio de paz en los Montes de María. Allí encontré un libro de la masacré de Trujillo y me lo lei. Pensaba: " Tenía que venir acá a leer algo que me toco vivir tan profundamente".

Hasta que me dio el Chikungunya, había una pandemia, todo el mundo lo tenia. Pero ya tenía la lección aprendida. El Salado me dio más a mí que lo que yo pude haberle dado como profesional. Afine la gratitud y la escucha, aprendí que se puede estar sin agua por días y sobrevivir. Aprendí de lo pequeño y lo grande.

Después del Salado, me dije: Ya me he desgastado más de 15 años como Trabajadora Social, he aprendido, he vivido, he usado el machete y me he puesto las botas pantaneras; ya me he desgastado al sol y al agua y he escuchado de mucho dolor, ya he tenido mi propio dolor, ya he visto muchas problemáticas. Y cambie el chip: Ahora quiero ser Trabajadora Social por física filantropía. Si  tuviera el cuento económico resuelto, seria trabajadora social voluntaria. Ahora no voy a trabajar con la carencia y la necesidad, voy a trabajar con las competencias y habilidades, las cualidades y los atributos. Me dije: quiero una ciudad metropolitana, bien sea Medellín o Bogotá.

Y llegue a Medellín, enferma, sin posibilidad de trabajo. Me vine como un acto de fe, mi alma me convoco, y obedecí a ella. Paisalandía es la verraquera, gente amable, generosa, abierta, siento que Medellín me ha dado en dos años infinidad de bendiciones, cambie el Valle del Cauca por el Valle de Aburrá. 

 

¿Que he recibido de Medellín? 
¡Bendiciones yo aquí tengo arcángeles y toda la corte celestial! He hecho Yoga, ejercicio físico, pertenezco al grupo Mujeres por Antioquia, donde se trabaja el tema de derechos humanos y la vida social. 

Gracias a Dios y a ustedes que tienen la madre Laura, ya habia tenido la oprtunidad de venir a conocerla un tiempo atrás. Vine en el tema de la peregrinación, en el tema teológico, vine a suplicarle a la madre Laura que me aclarara el tema de maternidad. ¿Por qué nunca he tenido hijos sabiendo que siempre los he querido? ¿Por qué se me han ido de las manos, por qué todo es ajeno? hijos ajenos hombre ajenos ¿Cuándo carajos es lo propio? cuándo es lo mío?

Cuando escucho toda la historia de la madre Laura -Oh sorpresa- Fue una mujer que rompió todos los esquemas: Estudio cuando la mujer no estudiaba, fue docente cuando las mujeres no trabajaban, empezó su tema de evangelización, ni siquiera como decía la iglesia, lo hizo diferente, se internó en la selva cuando decían que los indígenas no tenían alma. 
Empiezo a mirar el trabajo social de esta mujer y hago el click, entiendo entonces que hay diferentes tipos de maternidad que no tengo que conformarme con una biológica, si las hay de un libro, de un trabajo social... La madre Laura trascendió, cruzó fronteras con una maternidad espiritual, social, comunitaria, y digo: Me quedo con esa maternidad.

Me siento como una mujer que está naciendo, tratando de ser leal a mi alma. ¡Quiero estar en mí! Cada vez que conozco a alguien es un arcángel con mayor expansión, con mayor potencia, con mayores regalos. Pienso que lo mío es la escritura, es terapéutico y tengo que hacerlo 

Cuando decimos que todo nos llegó tarde, es que ni siquiera hemos tenido el interés de ir a buscarlo, ahora no estoy esperando, estoy yendo a por ello. Agradezco lo simple, el hecho de respirar, agradezco mi trabajo. 

Mi mensaje para las mujeres: Es que cada una tiene, por el solo hecho de ser mujer, el poder de ser una maestra doble, tiene mayor protagonismo, mayor productividad y todo lo que una mujer haga en pro o en contra se multiplica al infinito!

En mi carrera profesional he conocido infinidad de mujeres que han resignificado procesos de dolor y de violencia, de desapariciones forzadas, y en algún momento de su vida hacen la transmutación de oruga a mariposa. Todas tenemos historias que contar depende de cada quien como las cuente, la mayoria de las victimas agradecen el propio proceso victimizante, porque eso las hace lo que son ahora. 

 

¿Cuál es el camino? ¿Cuál la enseñanza? ¿Cuál trascendencia? Cada una lo sabrá
Yo tenía una necesidad urgente de crecer para resolver el tema de la infancia, la cosa no era como tan bonita, era como el tono de los grises tirando a la lluvia y a las tempestades, gracias a Dios empezó a escampar y a salir el sol.



De mi palabreo con Martha Liliana, en el centro comercial Los Molinos y en su pacifico espacio incrustado entre frondosos árboles.
Gracias hermosa por lo vivido, por abrirnos el alma, por los alimentos y las risas, los aprendizajes. Con amor, Elena L.


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