PERFILES, Elizabeth Pineda.

Es un asunto de sanar el femenino, es un asunto también de sanar la humanidad, hombres y mujeres, todos tenemos heridas, del rechazo, de la humillación, todos hemos llorado

Entre más amo el arte, más humana me hago, allí es cuando descubro lo que realmente soy, que no hay una etiqueta, ni una clasificación.

 Entre más profundizó en la música, me doy cuenta de que todo es sonido, todo es armonía

¿Que soy? ¿Quién soy? nada más fuera de ser música. 

 Hola Me llamo Elizabeth, nací en Medellín, vengo de una familia tradicional machista Antioqueña, donde el hombre provee y la mujer es sumisa, la que se queda en casa. 
 Ya desde mis cuatro años decía: yo quiero ser músico. Me preguntaban qué quería ser cuando fuera mayor y mientras todos decían, ingeniero, astronauta, abogado, yo siempre decía: ¡músico! 
Desde pequeña siempre sabía cuál era mi camino, sabía que iba a encarnar la música. Un día le dije a mi papá: papi cuando yo sea Músico... y él me dijo: ¿eso sí es una profesión? 
Fui la típica niña de casa, con papá y mamá, apoyada en mis talentos por mi papá. Recuerdo que cuando tenía como siete años, le dije a mi papá: Quiero grabar un CD, él y me dijo, listo grábalo, llamé a casas disqueras a preguntar cuánto valía grabarlo, mi papá asustado de ver mi osadía; él se dio cuenta que yo no me quedaba en la palabra y que siempre iba a la acción. 
La ventaja con mi padre es que siempre estuvo dispuesto a aprender y reconocer que no se las sabe todas. Ya después en su nuevo hogar, llegaron otros dos hijos, a él le encanta que sus otros hijos pueden hacer música. Entendió que ser Músico sí es una profesión. Mi familia ha sido de docentes, de profesores de ciencias naturales, pero Música, sólo yo.

 ¿Cómo así que el hombre tiene más derecho que la mujer? 

Recuerdo de niña argumentándole a mi mamá; ¿porque mi hermano? y ella respondía, porque él es un hombre, y yo le decía, y yo soy humana; reclamaba mis derechos. 
Yo Soy mujer. No había caído en cuenta de esa fragilidad femenina, de todo lo que acarrea ser mujer en esta sociedad, en este país, en todo el mundo. No creía que hubiera tanta desigualdad. Como a través de la historia todo se empieza a tejer; la desigualdad es un tejido.
 De niña sólo quería ser amada, y de adolescencia quería tener mi tribu, y mi tribu ya no estaba, se había ido. 
 Yo no me daba por enterada de los conflictos en mi hogar. Era la niña que iba al colegio, a la clase de música, era muy de rutinas. Pero, cualquier día los padres no estaban, igual estábamos enseñados a los viajes de ellos, pero un día, mi padre ya no estaba y mi mamá se volvió alcohólica. 
Y quedamos mi hermano y yo solos. Fueron tiempos de amenazas, de persecuciones, eran asuntos de dinero, de mucho dinero. Toda la familia nos dejó por físico miedo. Un asunto de intentos de asesinatos, de historias muy fuertes, yo era tan pequeña y solo soñaba con música.
 Mi mamá se fue se fue lejos del país, porque pensaba que, si lo hacía, iba a regresar el padre y mi padre ya tenía otro hogar, mi hermano se volvió alcohólico. Fueron asuntos muy complejos para mi mente de niña. Por eso yo digo: a mí me salvó la música, Salía del colegio y me iba a la casa estudiar música. Me sentaba hasta 12 horas a tocar piano todos los días.
 Y Llega mi época de adolescente, fue la oportunidad de conocer cosas a nivel psicotrópico, a nivel intoxicación, conocí el peyote, por ejemplo, la marihuana, conocí la cocaína, caí en cosas pesadas. Recuerdo que el dolor que eso causó, hoy 20 años después, todavía lo estoy sanando. 
Definitivamente la música me salvó. Pude haber caído más profundo. Aunque conocí el mundo de las drogas, no me quedé ahí, la música me llamaba ;terminó convirtiéndose en mi fuerte.

 La voz es tan natural, que revela tu naturaleza.
 Y con mi papá decidimos irnos para Cartagena, Allí el ambiente era muy pesado, mi papá tenía un negocio donde vendía licor, y llegaban prostitutas, eran asuntos muy densos, era un bar. 
 Para mí era muy difícil, sentía que mi familia se estaba destruyendo. 

 Y…me enamoré De un chico, que era una estrella. 
Con mi noviecito hicimos un dueto, tocábamos piano y Chelo en los matrimonios, en las fiestas; pero la música ya no salía del alma.
 La madre de mi novio era bruja, literal, mi novio me decía: tenemos que portarnos bien porque si no mi mamá nos hace brujería.
 Luego descubrí que hasta en la cocina se puede hacer brujería, el mero hecho de echarle bendiciones a los alimentos es una brujería bonita; no hay que echarle patas de rana, hay que ponerle el sentimiento, así la comida tiene el hechizo del amor.
 Empezaron conflictos muy fuertes con mi papá, yo detestaba su ambiente pesado de alcohol, de asuntos pesados, de prostitución. Entonces mi padre decidió pagarme un apartamento pequeño, un día me fui amanecer con mi novio y me robaron todo. 
Harry(mi novio) era un adolescente, para él fue muy difícil sobre llevar todas las cosas de mi vida. Yo era una adolescente segregada de mi familia. Y, Harry termino nuestro noviazgo.
 Una vez que terminó mi relación con Harry, me sentí sola, porque él era mi apoyo, Ya en el camino la vida me fue mostrando que no era Harry, que no era mi papá. era Yo. 

La vida siempre te pone donde tienes que estar. 
Tienes que vivir la ley de karma, Causa y efecto y ya. 
Pero en ese entonces, no estaba la confianza en esa conciencia que va más allá de la materia. No estaba la confianza de que siempre hay un apoyo más allá, hay una fuerza más grande que nos sostiene; fue un dolor muy grande, fue un tiempo muy difícil, con sentimientos de suicidio, estaba depresiva y siempre que me sentaba a tocar me acordaba de mi novio. 
Caminar la vida sin él para mí era todo un dolor. entró en la depresión más brava, hasta mi papá me decía: ¿todavía llorando por ese bobo?
Cuando somos jóvenes tenemos una mente muy estrecha, en ese momento con la Tusa, yo hablaba con Jesús, porque era lo único que conocía y decía: ¡Dios mío yo quiero llegar al cielo y que Jesús y me abracé y se acabe esta pesadilla! 

 Hasta que todo toma su orden nuevamente. 
 Un día, llegué al colegio Montessori, en Cartagena, a hacer una entrevista de trabajo y se sienta un señor a mi lado. Él fue mi primer maestro -tenía una pinta poco común-.
 Me contrataron para ser la directora de música en el colegio Montessori, y seguí conversando con el señor que se habia sentado a mi lado el día de la entrevista,   este señor me llevó a tomar ayahuasca en Cartagena con toda su familia.
 La Ayahuasca llegó cuando menos lo esperaba.

La primera experiencia con la Ayahuasca
Fue la confrontación con la muerte, me decían: ¿no se quería morir?! muérase pues! Me acuesto, de repente una explosión de color dentro de mí, y se me aparece Jesús en un jardín y me dice: ¡cómo pretendes sentir mi abrazo estando muerta, si yo soy la vida! y yo dije: ¡Oh por Dios! Esa frase me marcó todo; él   me pregunta: ¿qué haces con tu vida? ¿A qué viniste? y yo dije: yo canto, entonces cante! -me dice- lo intente y no me salía una nota. 
- ¿Si usted es música, usted para que hace música?
 - Sí, ¿para qué hago música?
 Me sentía engañándome a mí misma. 
 Ahí empezó mi Aventura espiritual, empiezo a hacerme mil las preguntas, ¿qué es la vida? ¿quién soy yo?, cómo equilibrio todo este cuento? Y entré en un conflicto existencial ; ¿Qué tengo que hacer? ¿Cuál es mi propósito de vida? Cuando tú entras en un proceso de conocerte, tu alma te busca, ya es muy difícil dar pasos atrás.
 Es algo muy bonito pero muy difícil. Es reconocer como el mundo común y Silvestre está lleno de apariencias y que las acciones son las que comandan tus decisiones y no la conciencia. Por más que yo intenté salir, y seguir la profesión como si nada pasara, fue imposible, ahora sí me sentía mal.


La vida me llevó a un punto Donde me estaba llamando, siempre te llaman.
 La comprensión que me llega es que tengo que amar más el arte, porqué es lo que más humana me hace. El arte es donde descubro lo que realmente soy, donde no hay una etiqueta. me dedique a repensarme y deje de cantar, deje de enseñar como un año. En ese año, fue que conocí al papá de mi hijo, y me fui a Bogotá con él.
 Viviendo con él descubrí que era un hombre alcohólico, posesivo, maltratador, me quitó el teléfono, me rompió mis documentos, era un personaje. Terminé encontrándome con esa sombra masculina, con ese ser que me secuestró. Y quedé embarazada de un hombre que me maltrataba.
 Me dije: este es un ambiente que no es bueno para criar un hijo, y empaqué mis pertenencias, estaba decidida a dejarlo. Cuando él llegó y vio todo empacado empezó a darme golpes, a decirme te voy a sacar el bebé a patadas.
 Me gritaba: ¡vamos a ir abortar, ya!
 Yo finjo a levantarme para a ir al baño, la puerta del apartamento estaba abierta, porque él acaba de entrar. Crucé la puerta y corrí buscando la salida, cuando llegué a la puerta de entrada a el edificio... estaba cerrada. 
 Todavía hoy recuerdo verlo dando saltos cuánticos descendiendo por las escaleras del edificio, hasta que me alcanzo y me cogió del cabello. Me comienza a arrastrar, me daba patadas en el vientre. Ahí conocí la potencia de mi voz, Empecé a gritar tan fuerte que escucharon en todo el edificio, en toda la unidad residencial. Salieron los vecinos y él decía, no le hagan caso, ella está loca. Yo gritaba: ¡llamen a la policía, él me va a matar! y él decía, ella está loca. Yo gritaba con más fuerzas. Los vecinos le decían: ¡suéltela! 
La gente en Bogotá es muy fría, solo decían eso, no hacían nada. Y él me soltó y me dijo: te vas, pero sin nada en las manos. 
Y me fui despacito llorando y temblando. 
Temblaba de pánico, de miedo, no tenía el rostro aporreado, él nunca me pegó en la cara, porque decía: para que vea que soy buena gente y no le pegó en la cara. En ese apartamento todo se perdió, todos mis recuerdos.
Recordaba el número telefónico de mi abuela, nunca lo olvide,  pedí una moneda, y le marqué, llorando, desconsolada, ella me sugirió que me fuera donde una prima, pero mi prima estaba recién ennoviada y se fue de viaje. 
Yo me quedé sola. Nunca recuerdo haber llorado tanto, tan desconsoladamente, embarazada, sin nada, llena de miedo. 
Busque a una amiga tenía una fundación en Bogotá, trabaje con ella algunos meses, recogí dinero y me vine para Medellín. A mi regreso mi familia miraba extraño, ¿Qué pasó? ¿porque no te casaste? ¿Dónde está el papá del hijo? ¿usted quién es para haberse metido con un hombre así?, y todo fue el juzgamiento. 


 Y regresó mi mamá, Después de tantos años de no verla, 

 Me consiguió un apartamento, ya tenía algo de estabilidad económica, pero dejé de cantar, dejé de sonreír, me dediqué a tejer. Yo sabía tejer con mostacilla. Lo último que me quedó del salario en Bogotá, lo invertí en materiales para tejer, Todo el embarazo tejí, esa fue mi terapia.
 Fueron momentos duros y muy tristes, mi familia estaba muy enojada con mi papá, porque por culpa de él tuvieron persecución, perdieron paz, luego mi hermano alcohólico y era un alcohólico pesado, ahora ya no; él ya es un gran hombre, es un ser increíblemente hermoso.


Tenía una amiga de la infancia, compartimos mucho, de hecho, siento que compartimos cosas muy profundas, muy hermosas, y la encontré lleno a controles prenatales, curiosamente estudiaba medicina; ella dijo que quería ser la madrina de Ángel (así se llama mi hijo), para conservar la amistad. Fue quien atendió mi parto. 
 En mi trabajo de parto, y no dilatada y no dilatada, se rompió la fuente, pero no dilataba. Fue necesario una cesárea.
 La llegada de Ángel. 
 Todos me miran y se quedan en silencio, y me dicen: mamá su niño nació con síndrome de Down, ¿le habían dicho algo? y yo dije: No, nunca me dijeron nada. Los médicos nunca me dijeron nada, pero los sueños ya me lo habían avisado. Recuerdo que una noche soñé...yo llegaba un Coliseo, había muchos niños con síndrome de Down y jugaban con una pelota, yo cogí la pelota y les dije: puedo jugar, y me decían; si, puedes jugar, pero tienes que ser paciente, ¿eres paciente? Yo decía, si yo soy paciente. Volvían y me preguntaban, ¿eres paciente? Lo repetí tantas veces que me despertó mi voz diciendo: Yo soy paciente, Yo soy paciente.
Entonces nace Ángel y fue la última pieza del rompecabezas,
¿Pero Señora, usted sabe que quiere decir síndrome de Down? 
 Y empieza la aventura con Ángel, yo le cantaba y le cantaba, le tenían que hacer muchos exámenes. Mi Ángel contrario a muchos niños con síndrome de Down, no tiene ninguna deficiencia física. Solo tenía incompatibilidad de sangre, porque tenía la misma sangre del papá, y bueno el conflicto interno con el padre. Salí del hospital, pero Ángel tuvo que quedarse; todavía recuerdo, yo con una cesárea recién hecha viajando en el metro yendo y viniendo al hospital.

 Y la reacción de la familia: 
 Mi papá siempre me preguntaba; ¿Es en serio? tiene síndrome de Down? mi papá  lo conoció a los 6 meses y mi mamácuando tenía un  año, lloró y lloró.
Yo lloré la condición de Ángel cuando tenía 6 meses, y no por él, lloré porque me sentía una madre incompetente, lo llevaba a terapias de estimulación, (que me ganaba juntando los puntos que daban por la compra de los pañales). En terapia yo veía que todos los niños podían aplaudir y tirar la pelota, pero Ángel no lo hacía y lo intentaba y lo intentaba. Fue muy triste para mí y lloré amargamente. Me entregué con toda la fuerza del alma, le hacía masajes, le hacía los estímulos sensoriales, terapias de música, les ponía mis conocimientos. 
Era aceptar que su desarrollo era diferente. A los 8 meses empezó arrastrarse, todo era más lento, gateo a los 15 meses, pero gateo; A los 23 meses caminó, todo un poco más demorado, Ahora tiene 9 años, está empezando a reconocer las letras, a contar del 1 al 50, a pintar sin salirse de la raya, cositas que son a su ritmo. 

Ángel ha sido todo un maestro para mí, me enseñó a reconocer que tengo más fuerza de la que yo creía tener, que tengo que hacerlo sola y salir adelante con un niño con síndrome de Down sin renunciar a mis sueños.
 Un día me dije: ¿Y qué tal que yo estudio educación especial? Me presenté a la Universidad, e ingreso a la carrera de Educación Especial. Allí puede darme cuenta cómo está el país, en aceptación de niños con necesidades educativas especiales. Puede confirmar que la educación es una utopía y que Colombia no sabe aceptar la diferencia 
 Recuerdo que cuando empecé a estudiar mi casa se volvió un caos. Ángel estaba triste porque no estaba la mamá. Y cuando estaba, era malhumorada porque tenía que estudiar y hacer informes hasta que dije: ¡No más! dejé la Academia, con la ilusión de un día regresar.
 Y bueno, ¿Yo a que voy a regresar? 
Si mi vida es la música. ¿Qué hago estudiando algo que supuestamente es para mi hijo? no estoy haciendo nada, estoy perdiendo el tiempo, es mejor que Ángel tenga la madre simple, que hace lo que puede pero desde su corazón, A que simplemente no esté.


Es todo un cuento, la humanidad somos un caso extrañísimo; es reconocer que tenemos sombras, oscuridades.
 Recuerdo cuando vivía con el papá de mi hijo, yo decía: me quiero ir, pero ¿qué hago para irme? ¿Cómo le quitó las llaves? ¿Cómo hago? para hacerlo lo tengo que matar, le tengo que enterrar un cuchillo, darle con una pala. Luego me decía: ¿de dónde me salen estos pensamientos tan horribles? ! por Dios Elizabeth te estás volviendo loca! Y No, es simplemente reconocer que esos pensamientos oscuros hacen parte de nuestra naturaleza, que dentro de todos existe un asesino, tal cual. 
 Igual cada uno tiene su conciencia, yo le deseo al padre de mi hijo lo mejor, la vida se encargará. yo aprendí tanto a su lado, excelente maestro del dolor!

Reconociendo también que ser madre soltera es difícil Que también yo peleo con la maternidad, no soy la súper mamá, y no es lo mejor que me ha pasado en el mundo, a veces no quisiera estar en este cuento. ¿Dónde quedaron mis sueños? Yo podría haber hecho un montón de cosas, yo peleo con eso y esto no me hace mala persona, me hace más humana. también quisiera ser un montón de cosas, a veces quisiera vivir más el ser mujer, que ser madre y que más se le hace. 
 Tener un compañero se hace muy difícil, ese voltaje de tener un niño con Down, entonces yo digo mejor así, sola, porque la que termina lastimada soy yo. 
Si pierdo equilibrio, se lleva mi hijo por encima. 


Entre más profundizó en la música, me doy cuenta de que soy toda con ella.

 La comprensión que me llega es, que entre más amo el arte me hago más humana. Es cuando descubro lo que realmente soy, que no hay una etiqueta, ni una clasificación. Que soy quien soy. Nada más fuera de ser músico, yo digo que a mí me gusta encarnar la música, hacerla vida. Aunque ha pasado que la relación con la música no ha sido sólo de dulzura, también ha habido conflictos.
Siempre digo que debemos relacionarnos con cada ciencia y cada conocimiento, como si fuera un ente, como si fuera un ser; Y que todo tiene su personalidad, su modo de ser, las matemáticas por ejemplo son un universo. 

                 
Y seguimos caminando, Aparecieron amigos, ángeles,
 Conocí los cuencos tibetanos, y eso fue otra dimensión. Apareció Kayari, medicina Sonora, apareció Miguel Ángel, de la casa del Arrullo, Fui a meditaciones. 
Empecé a sacar una voz que yo no me conocía. Fue conocer los baches del inconsciente que te impiden sacar la voz. Inicio una investigación de la voz. empiezo a conocer que hay en la voz, en esa alma que se expande, qué es lo que realmente te guía para hacer lo que realmente quieres ser. 
Llegan a mi vida, estos seres que se convierte en mis hermanos, hombres con un camino espiritual.
 Miguel Ángel, me dice: cántale a Dios, cántale a la vida, ¿pero y ésta vaina cómo se hace? Y llegan un montón de hombres hermosísimos, que se trabajan a sí mismos, y con un respeto impresionante por la madre.
 Me empiezan a acompañar, a apoyar, a decirme: no estás sola, sigue, sigue... me hacen descubrir mi poder personal.
 Con los chicos de Kayari, se abren muchos caminos, todas las escuelas de yoga no llaman para acompañar los rituales, sus ceremonias.
 Me enamoro de su música.
 Y bueno pasa el camino, viajamos a Perú. 
Por fin Ángel tenía una figura masculina hermosa, que fue la de ellos. 
 Ellos me dicen: Ely, cantas hermoso, Sabes enseñar, tienes personas que quieren que les enseñes, entonces canta. Tú puedes, tienes los talentos, sólo demuestra que lo sabes hacer. 
Empieza el proceso de sanarme a mí misma, y de confiar en la vida, de confiar en Dios, Desarrollo así el método del despertar de la voz y, creo el grupo femenino de Cantos Medicina y de mantras.

Kayari mítico en el valle sagrado, Perú 2014. Primer festival de música medicina Cuzco

El camino de la música es el camino medicina.
 La música me empezó a perseguir, retomo mis sueños y vuelvo a enseñar. Hice un diplomado de kundalini yoga. Hago mixturas con la voz que es el canto terapéutico, y la voz canto académico. 
Desarrollo mi metodología.
 Ando ahora, caminando mi metodología y con mi muchacho. 
 Simplemente el hecho de ser madre en las condiciones en que yo lo fui no tiene explicación, yo quiero que mi hijo crezca amado, protegido. Sueño con que Ángel puede ser un niño independiente, que pueda barrer, trapear la casa donde esté. Qué puede decir me voy de la casa y yo quedé tranquila, porque él es consciente que tiene que cuidar su cuerpo, qué tiene que cuidar su alimentación, que se puede amar, que pueda entender que el único amor que nos pide la vida es el amor propio.

   
Me reúno con las chicas de los cantos sanadores en mi casa, 
Vamos a cantar, meditamos. Les presento a mis maestros los cuencos. Son mujeres que nunca habían cantado en su vida, y dijeron: Quiero cantar, yo no puedo dar una nota, pero quiero cantar. ¡Y en este momento cantan! Pasar de no dar una nota, a cantar, a dar conciertos, ¡es hermoso! 
En el grupo Hay mujeres arquitectas, diseñadoras gráficas. Todas tienen una cantidad de talentos, una capacidad de entrega, son sencillamente hermosas. Cuando cantamos somos felices, 
 Todo esto me ha llevado a darme cuenta de la importancia de reunirnos como mujeres, de los círculos femeninos. Porque la mujer sana entre mujeres. De hecho, el papel para el hombre es no perder su poder, sino ayudar a que la mujer recupere el de ella. Hasta qué punto puedo acompañar yo con la voz este proceso sanador de transformarse, de volverse padre y madre de sí misma, diciendo: ¿dónde sigo siendo una niña lastimada?


Una noche. nos llamaron acompañar el círculo de mujeres en Castilla y llegaron a unas chicas de un internado, estás chicas de internado que suelen ser hija de prostitutas, y allí estábamos nosotras como grupo de canto, cantando canto medicina, cantando al amor, a la transformación.
Porque es un asunto de sanar el femenino, pero es un asunto también de sanar la humanidad, hombres y niños mujeres y todos tenemos heridas, del rechazo de la humillación, y todos hemos llorado. Son dolores muy fuertes que generalmente salen en las relaciones de pareja. 
 Nunca me hubiera interesado en trabajar con mujeres si no hubiera vivido la experiencia que tuve. Sé que se pueden hacer cantidad de cosas con mujeres. Cuando canto sola e invitó a la gente a cantar se sienten tímidos, pero cuando cantó con las chicas todo se unen, se sienta en confianza. el equipo siempre permite que haya más resonancia.  

 Y ahora la pregunta es: ¿Tu alma que te dice? que sientes?
 Me dice que hay que seguir, no significa que el dolor desaparezca, se requiere de mucha disciplina, de disciplina espiritual. 
 A veces resulta muy difícil mantener la mente en el presente, pero al fin de cuentas, cuando tu aceptas que hay cosas de las que tú tienes el control y otras de las que no. Avanzas. 
Yo enseño a cantar, a tocar piano, Comparto mi disfrute por la vida. Es mi forma de celebrarla.
 Entre más profundizó en la música me doy cuenta de que todo es sonido, todo es armonía. 
Yo les digo a mis alumnas: la voz es tan natural, que revela tu naturaleza. 


Yo sabía que la música me buscaba, era como si me dijera: Ey tú, me puede sentir... Búscame.


Este es el resultado de mi palabreo con la hermosa Elizabeth, maestra del canto y de la vida.
Al reflejo del espejo de agua en el parque Biblioteca Belén, escuche tu história; Y sí que me arranco lágrimas y más de un suspiro. 
Con Amor: Elena L

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